martes, 13 de diciembre de 2011

Salta y la luz.


Salta y la luz


Acuse al miedo,
aquella vez en Salta, morí de miedo
y lo lleve como un estigma sobre toda la vida.
Los changos rodeaban la escalera.
Descalzos.
Y se inmolaban contra el agua que caía desde las cataratas
despacio fui sintiendo los pasos contra la vereda
que crujía de miedo contra el cuerpo.
Descalzo.
Me arrastraba con el en mi vientre y quería,
vivir como ellos.
disfrutar del sueño de las rocas pegadas en el fondo del río,
tocarlas y salir despedido hacia la superficie
despertarme y sentirme fuego.
En la cúspide de aquel palmo de piedras,
me hundí para siempre en el silencio,
en la cruz no develada de mis pensamientos
Hoy ruedo tras el estigma mágico de aquel sitio
y recuerdo tras la ilusión
la vida de prejuicios.
Quedaran en el pasado,
cuando vierta mi luz
contra el ánima de aquel río oculto.
Aquellos changos
se batían contra la pureza de sus cuerpos
Quisiera volver a encontrarlos y disfrutar como nunca
el devenir de los veranos
cubiertos de figuras olvidadas
y que se junten nuestras vidas en el silencio
hermoso de las aguas profundas.

                                                                  Cesar Javier Altamirano

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